
Siempre Argentina
Cuando Oreste Salatta cumplió 79 años decidió hacerse vegano. Desde entonces su vida cambió. Hoy, entre los cerros de Luyaba, Córdoba, es activista por los derechos de los animales, pasión que complementa con el yoga y la meditación. Para entretenerse, además, se conecta a las redes sociales desde las que intercambia mensajes con sus contactos y navega por Internet para estar informado de lo que pasa en Argentina y en el mundo. “Considero el veganismo como el amor y el respeto hacia un semejante no humano”, resume convencido.
Día a día prepara su comida con esmero y conciencia sobre cada uno de los ingredientes que incorpora. Las lentejas y el tofu (proteína vegetal a base de soja) son la comida favorita del ingeniero civil que trabajó más de tres décadas en Obras Sanitarias de la Nación y Aguas Argentinas hasta que aceptó un retiro voluntario.
Al recordar sus días pasados, Oreste dice: “Mi vida transcurrió entre mi familia, el trabajo, el estudio y la cultura musical”. El presente lo encuentra haciendo las cosas de la casa y buscando constantemente información en páginas especializadas sobre salud, alimentación y derechos de los animales. Cada vez que puede participa de manifestaciones para pedir por la "liberación animal”.
Desde hace un tiempo, Oreste, que es viudo, vive en Luyaba, un pueblo entre arroyos y rodeado de paisajes serranos, casi en el límite sur del Valle de Traslasierra. Allí encontró la serenidad que buscaba luego de dejar la Costa Atlántica. “Antes de mudarme a Córdoba viví en la ciudad de Necochea, lugar del que me mudé porque comenzaba a desarrollarse como ciudad, lo que significó el incremento de las ocupaciones y robos”, se lamenta.
Convertido en un amante de la vida tranquila, Salatta cuenta que en los últimos años cambió para él el concepto del trabajo. Y enumera las actividades que ocupan todos sus días: “Me entretengo mirando un poco de televisión, escuchando tangos y navegando en las redes sociales y en Internet, lo que me mantiene al tanto de los cambios en el mundo. También leo algún libro y me relaciono con vecinos del pueblo”.
Esta etapa madura lo encontró lejos del sedentarismo: “Practico la meditación, el yoga, pilates y mi pasatiempo es estar al tanto de los cambios políticos en nuestro país y en el mundo. Ya no tengo trabajo, ni me interesa, puesto que cambié la concepción que tenía sobre el trabajo”. Pero nunca se queda quieto: cada vez que puede se suma a alguna manifestación por los derechos de los animales o participa de asambleas comunales en favor del medioambiente.
Convencido de que las personas deben aprender a convivir con las demás especies sin dañarlas, se remonta a las reflexiones de Donald Watson (1910-2005), el maestro inglés que en la década de 1940 delineó los primeros pasos de lo que poco después se conoció como “veganismo”.
“La alimentación vegana, vegetariana y todas las alimentaciones integrales basadas en plantas -o sea completamente basadas en vegetales-, si están bien planificadas por un nutricionista, son seguras en todas las etapas de la vida”, afirma el médico cardiólogo y nefrólogo Gabriel Lapman (MN 119066). En ese sentido, el director de la clínica aconseja que “es necesario asegurar la ingesta adecuada de todos los nutrientes porque después de los 50 años se absorbe menos vitamina B12”.
Además, resalta otros nutrientes críticos en la adultez como la mencionada B12: el hierro, las proteínas en forma adecuada, el calcio, las grasas saludables (como los omegas) y otros menos importantes como el zinc, el magnesio y el yodo. En el caso de los folatos, un tipo de vitamina B, son consumidos en buena cantidad por los veganos ya que se encuentran en las verduras de hoja verde (rúcula, espinaca, endivia, lechuga, berro, acelga o la col) que son muy ricas en ácido fólico.
Los folatos, además, están presentes en las legumbres, las frutas frescas, frutos secos y en los cereales integrales. “Lo fundamental es tener un control adecuado de la vitamina B12”, advierte el médico especialista en hipertensión arterial.
Consultado sobre cómo una persona en su etapa adulta puede mantener los músculos activos, reveló que “hay que hacer actividad física y tener una cantidad adecuada de proteínas en la alimentación que, generalmente, es de 1 a 1.2 gramos por kilo por día. Mantenerse activo es la vacuna del siglo XXI para las enfermedades crónicas".
“Seguir patrones saludables como no fumar, tener una buena conectividad social, un buen descanso, peso estable y no beber alcohol se asocia con un promedio de 14 años más de vida a la media, en caso de las mujeres, y 12 más en los hombres”, aseguró Lapman.
Respecto a cómo debe estar acompañado un adulto mayor clínicamente, el cardiólogo finalizó: “Los médicos siempre debemos procurar que esa persona mayor tenga los estudios hechos. Pedimos los niveles en sangre de osmosisteína y vitamina B12, el hematocrito, los niveles de ferritina (los depósitos de hierro) y los controles cardiológicos generales para descartar cualquier tipo de patología”.
Vivana Wons (MN 1198), licenciada en Nutrición, se refirió a la importancia del seguimiento y acompañamiento de profesionales de la salud cuando se opta por una alimentación vegana.
“Todas las personas que opten por la alimentación vegana deben tener asesoramiento profesional porque es difícil que por su propia cuenta cubran con todos los requerimientos que se necesitan. Ser vegano implica también saber cómo utilizar los grupos de estos y las técnicas adecuadas para nuevas preparaciones”.
Consultada acerca de qué vitaminas o nutrientes son los más complejos de suplir, Wons aseveró que “las vitamina D y la B12 tienen que ser suplementada, sobre todo en la tercera edad o en el caso de personas que se hacen veganas de grandes”.
“¿Si puede o no un adulto mayor ser vegano? Lo más importante es la planificación y el asesoramiento de nutricionistas que estén acostumbrados a elaborar un plan de este tipo. El problema es cuando se hacen veganos de golpe, a cualquier edad, sin pensar en las consecuencias que puede tener para la salud no planificar la nueva alimentación en conjunto con un profesional. No todo se reemplaza por soja”, aseguró.
En ese contexto, contó que los nutrientes “críticos” en edad avanzada son el calcio y la vitamina D y la B12, sobre todo, porque “está mayormente en alimentos de origen animal, aunque pueden ser suplementadas”.
“En la población argentina, en distintas edades, hay déficit de vitamina B. El hierro es más fácil cubrirlo con el consumo de ciertas legumbres a diario”, explicó.
Otro punto que destaca la licenciada en nutrición es que cuando se tome la decisión de ser vegano, en todas las edades siempre debe ser por una "fuerte convicción o por el mejoramiento general de la salud, pero de manera responsable, y no por moda, porque la moda siempre sale mal”.
“Es necesario que el nutricionista sepa de alimentación proteica vegana, de macro y micronutrientes, de adaptaciones orgánicas y otras cuestiones importantes”, resumió.
Además, diferenció que “si la persona que opta por lo vegano es sana, el chequeo médico y nutricional se hará cada año. En caso contrario, será de acuerdo a lo que le indique su médico y se le hará una adaptación entre su alimentación y esa patología particular”.
En referencia a la masa muscular en la tercera edad dijo que es necesario remarcar que “es un periodo en el que el catabolismo es superior al anabolismo, es decir que las pérdidas son mayores a la formación de tejido, por lo que con más razón hay que tener cuidado, sobre todo si la persona no incorpora la cantidad de sustancias que necesita porque puede pasar a un proceso de pérdidas de nutrientes mayor”. Por otro lado, en el caso de los menores “se deben tomar recaudos para que crezcan y se desarrollen bien ya que hay que alimentar su cuerpo y cerebro con lo que necesite”, aseguró.
Finalmente, subrayó la importancia de la actividad física. “Todas las personas necesitan hacer actividad física y en todas las edades porque no hacerlo, a largo plazo, significa sarcopenia (la falta de masa muscular) derivada de la falta de movimiento. Esto degenera en enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión, diabetes, etc. Y en los adultos conlleva fragilidad, lo que significa empezar a perder hueso y masa muscular, en momentos en los que terminaría valiéndose de terceros cuando podría hacerlo por sí mismo”.